Nuestro Señor Jesucristo nos enseñó a orar: «Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Todos los sacerdotes, monseñores, cardenales y sumos pontífi­ces, en todos los altares de la Iglesia Católica, en todas las Sagra­das Eucaristías, rezan hipócritamente el Padrenuestro, se con­vierten en hijos de Satanás, al someterse a la tonta y estúpida liturgia que a más de mil trecientos millones de cristianos cató­licos nos impide que en las Santas Misas proclamemos y santi­fiquemos el Nombre de nuestro Dios Padre Yahveh.

El Papa Benedicto XVI, al igual que lo hizo como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, a más de mil trescientos millones de miembros de la Iglesia Católica, nos siguió imponien­do el Secreto Pontificio que con sobornos financió el sacerdote pederasta Marcial Maciel, la maligna ley canónica que en todas las naciones proporcionaba maligno poder eclesial a todos los sacerdotes, obispos y cardenales homosexuales y pederastas.

El Papa Benedicto XVI nos impuso la tonta y estúpida liturgia que, a más de mil trecientos millones de cristianos católicos, nos prohíbe santificar el Nombre de nuestro Dios Padre Yahveh. La Biblia de Jerusalén, versión Latinoamericana, dice: «Voy a procla­mar el nombre de Yavé: ¡alaben a nuestro Dios! El es la Roca, cu­ya obra es perfecta, y todos sus caminos son justicia. Es Dios leal, enemigo del mal, es recto y justo. Se portaron mal con él, ¡hijos indignos! generación perversa y depravada. ¿Así pagas a Yavé, pueblo tonto y estúpido?» (Dt 32,3-6).

En Santa Rosa de Lima, a 20 de mayo de 2022.

Hno. Alfredo Medrano, hijo de Yahveh Dios y discípulo misionero de El Salvador del Mundo.

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