
El Papa Francisco, en el día de su 83º cumpleaños, puso fin a una de las históricas excusas sobre las que se edificó durante décadas el muro de silencio en torno a los abusos cometidos por miembros de la Iglesia. El Pontífice ha promulgado dos nuevas leyes que, entre otras cosas, liquidarán el secreto pontificio —que viene impuesto desde 1972 en asuntos e investigaciones de particular gravedad— en los casos de abusos a menores por parte de representantes de la Iglesia.