Yo soy hijo adoptivo de nuestro Dios Padre Yahveh, gracias a que en 1956 en nuestra Santa Iglesia Católica me bautizaron en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Este año 2024, estoy cumpliendo 68 años de ser hijo adoptivo de nuestro Dios Padre Yahveh, porque el 29 de junio de 1956 fui bautizado en el templo de Santa Rosa de Lima, en la nación de El Salvador del Mundo, en Centro América.

Por voluntad de nuestro Dios Padre Yahveh y del Hijo y del Espíritu Santo, décadas antes de que yo naciera, sucedieron una serie de circunstancias que determinaron que me convirtiera en hijo único adoptivo de mi millonaria familia Medrano Salmerón Serarols Sirach Tomás Carbonell.

Mi millonaria familia adoptiva me educó para que mi formación cristiana y mi millonaria herencia me sirvieran para dedicarme a amar y servir a nuestro Dios Padre Yahveh y al Hijo y al Espíritu Santo, a todos los santos de nuestra Santa Iglesia Católica, y a todos los hijos e hijas de nuestro Dios Padre Yahveh.

Cuando era niño, en todos los templos de nuestra Iglesia, éramos obligados a escuchar las misas en latín, sin entender lo que decían las Sagradas Escrituras. Las biblias solo las leían los sacerdotes y obispos, por ser los únicos que aprendían latín. Después de cinco siglos de imponernos las misas en latín, debido a las reiteradas protestas realizadas por millones de fieles católicos, en 1970 fue suprimida esa mala ley y liturgia vaticana; y, desde entonces, a todos los sacerdotes y obispos la nueva ley y liturgia vaticana los obligó a realizar las lecturas de la biblia en nuestros respectivos idiomas. Cuando tenía 15 años de edad, me benefició la supresión de las biblias en latín.

Gracias a ese gran cambio en la Iglesia, a partir de 1970, los fieles católicos comenzamos a leer la Sagrada Biblia de Jerusalén y la Sagrada Biblia Latinoamericana, en castellano. Así comencé a leer las Sagradas Escrituras en su totalidad, no solo a escuchar las repetidas lecturas que todos los años programa el Vaticano, sino a estudiar los textos bíblicos que nunca leen y predican los sacerdotes, obispos, cardenales y papas, por estar sometidos a las malas leyes y liturgias vaticanas que prohíben proclamar y santificar el Nombre de nuestro Dios Padre Yahveh. Ahora estamos promoviendo la abolición de esa mala ley y liturgia vaticana, solicitando una nueva ley y liturgia vaticana, que a todos los actuales más de mil trescientos setenta millones de feligreses católicos sacramentalmente nos autorice e inspire en todos nuestros templos y hogares a reconocer, proclamar, santificar, amar, honrar, adorar y glorificar el Único y Verdadero y Eterno y Todopoderoso Nombre de nuestro Justo y Misericordioso Dios Padre Yahveh.

Las malignas leyes y liturgias vaticanas, nunca han sido fiel cumplimiento de los Mandamientos de Dios Padre Yahveh y el Hijo y el Espíritu Santo, sino imposiciones de los depravados sacerdotes, monseñores, cardenales y papas, que se han dejado sobornar por su satánico amor al dinero e hipocresía. Por el desmedido amor al dinero y la hipocresía, surgieron el Padre Martín Lutero en Alemania, fundador del multimillonario sectarismo protestante; el Padre Josemaría Escrivá de Balaguer en España, fundador del multimillonario Opus Dei; el Padre Marcial Maciel Degollado en México, fundador del multimillonario Legionarios de Cristo; el laico Luis Fernando Figari, fundador del multimillonario Sodalicio en Perú; y muchas más organizaciones millonarias que han cometido escandalosas estafas y crímenes religiosos.

En el Vaticano, desde 1940, los degenerados cardenales y papas, sobornados por el multimillonario depredador mexicano Padre Marcial Maciel Degollado, por el fundador de la multimillonaria organización Legionarios de Cristo, impusieron malignas leyes y liturgias vaticanas para encubrir sus crímenes homosexuales y pederastas, concediendo satánicos poderes eclesiales a todos los clérigos homosexuales y pederastas, quienes se dedicaron a depravar la Iglesia en todas las conferencias episcopales, dedicándose a recaudar cada vez más miles de millones de dólares, para poder seguir financiando y encubriendo en todo el mundo el abuso sexual de millones de niños monaguillos y alumnos católicos.

Gracias a Dios Padre Yahveh y al Hijo y al Espíritu Santo, utilizando mi millonaria herencia familiar, en 1977, en el mismo año en que fueron asesinados el sacerdote Rutilio Grande y los feligreses Nelson Rutilio Lemus y Manuel Solórzano, fui por primera vez a Europa, donde conocí las organizaciones empresariales y sociales que han liberado del desempleo a decenas de miles de trabajadores y discapacitados españoles. Cuando regresé a El Salvador, le dije a mi familia y a los sacerdotes, que iba a dedicar mi vida a crear empresas y obras generadoras de empleo similares a la Corporación Once y la Corporación Mondragón, a fin de liberar de la ignorancia y del desempleo a decenas de miles de hermanos y familias pobres y especiales.

Mi familia, desde mi tierna infancia, me enseñó que la formación académica y laboral sirve para el desarrollo de todas nuestras familias, comunidades y naciones. Por esa razón, siempre he utilizado mi millonaria herencia familiar para financiar los estudios de los miembros de la Iglesia. Cuando el Padre Leopoldo Barreiro Gómez nos dijo que quería estudiar en Roma su Doctorado en Derecho Canónico, aprobé que le diéramos el dinero para incrementar su formación sacerdotal, al igual que durante décadas aprobé que nuestra familia continuara dando dinero para financiar los estudios de seminaristas en El Salvador y en España.

El Padre Leopoldo en Roma estudió Derecho Canónico, pero su doctorado en leyes eclesiales no le sirvió para beneficiar a la Iglesia, sino que utilizó las malignas leyes y liturgias vaticanas para legalmente depravar a nuestros seminaristas, sacerdotes y obispos salvadoreños, para legalmente convertirse en homosexual Coronel del Ejército Nacional, para legalmente robarle y malgastar millones de dólares a todas nuestras familias pobres, para legalmente estafar, denigrar, torturar y asesinar a nuestros sacerdotes y feligreses, para legalmente excomulgar a los feligreses católicos que se negaran a seguir financiando y encubriendo a los clérigos homosexuales y pederastas.

Todas las estafas, robos, sobornos, excomuniones y asesinatos, los homosexuales clérigos militares los cometieron legalmente, con el dinero que los feligreses religiosamente y de buena fe damos a nuestra Santa Iglesia Católica. Por eso el depravado militar Coronel Padre Leopoldo Jesús Barreiro Gómez y el depravado militar General Monseñor Fabio Reynaldo Colindres Abarca, siempre se justificaron diciendo que ellos todo lo han hecho legalmente, amparándose en las satánicas leyes y liturgias vaticanas que les concedieron malignos poderes a todos los criminales y depravados sacerdotes y obispos estafadores, militares, homosexuales y pederastas.

Los crímenes cometidos por los sacerdotes y obispos depravados, en El Salvador han sido terribles. A Monseñor Romero y a decenas de miles de hermanos cristianos salvadoreños, los estafaron, denigraron, torturaron y asesinaron con la intervención de los sacerdotes y obispos amantes del dinero, que les encantaba ser sobornados por los desalmados multimillonarios del Opus Dei, quienes celebraban fiestas y orgías con los sendos salarios y prestaciones que cobraban en el Ejército Nacional, y en la Iglesia se dedicaban a recaudar millones de dólares para hipócritamente bendecir y enriquecerse con las infames y despiadadas masacres que realizaban con sus escuadrones y batallones de la muerte.

En Santa Rosa de Lima, a 10 de agosto de 2024.

Hno. Alfredo Medrano, hijo de Yahveh Dios y discípulo misionero de El Salvador del Mundo.

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